De un tiempo para atrás se escucha con fuerza nombres propios como Versapulley, Exxentric, polea cónica excéntrica, máquina yo-yo… y aunque se vende como material novedoso, lo cierto es que empezó a usarse desde 1911.
Este tipo de
máquinas se caracterizan por la sobrecarga en la fase excéntrica que son
capaces de aportarnos. Como pueden ver en el vídeo, la cuerda se enrolla en el
cono devolviéndonos excéntricamente la fuerza que ya le habíamos imprimido
en el trabajo concéntrico, lo cual nos permite un trabajo intenso en ambas
fases del movimiento, tanto al tirar de la cuerda como al frenar el propio
movimiento. Mecanismo similar al que ocurriría en el típico juego de yoyó que todos
tuvimos de niños.
Esta sobrecarga
excéntrica es muy útil para la prevención de lesiones deportivas, aumento de la
hipertrofia y la fuerza muscular a coste de un bajo gasto metabólico. En el
caso de este último dato lo hace muy interesante para el trabajo con
nuestros mayores, debido a la implicación en esas ganancias de fuerza, desaceleración
de la sarcopenia y por consiguiente, la prevención de caídas, el gran temido en la
tercera edad por sus consecuentes fracturas de cadera.
En el vídeo usamos una polea cónica excéntrica portátil, del estilo “Versapulley”, aparato que nos parece el más
polivalente de los isoincerciales por su capacidad de poder ofrecernos una gran variedad de
ejercicios para el entrenamiento funcional y aplicados al gesto deportivo.
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